“En Ucrania la guerra aparece y desaparece. Cuando por fin llegamos, el 23 de junio de 2024, luego de unas sesenta horas de viaje con escalas desde Buenos Aires, el gran hall de la estación central de trenes de Kyiv nos sorprende con su intacta belleza. La gente camina como si nada, en ropa veraniega, bajo un alto cielo abovedado del que penden arañas de cristal. Pero a poco andar iremos descubriendo las cicatrices y las anomalías en la superficie tranquila de la vida.”
“Durante cinco días residiremos en una ciudad donde la electricidad se corta todos los días y se les advierte a sus habitantes, a través de una app instalada en los celulares, sobre los ataques inminentes. Veremos memoriales de todo tipo, en los que el duelo presente se mezcla con un pasado traumático. Pero también, siempre, girasoles y rosas pintados sobre barreras antitanques, sobre paredes rotas, sobre los autos incendiados a los que muchos civiles se subieron para salvarse.”
“Write to exist” (“Escribir para existir”). Así dice sobre el costado de la combi en la que nos llevarán de un lado a otro. Si se juega, siempre en inglés, con la homofonía, puede oírse también “Right to exist”: “Derecho a existir”. Las dos cosas son una para la asociación que nos invita: el Centro PEN ucraniano, sede local de la asociación internacional PEN, fundada como PEN Club en 1921, en Londres. Su propósito es la defensa del derecho a la libre expresión (y a la libertad e integridad física) de todas las personas comprometidas con la creación artística e intelectual, a partir de los “Poetas, Ensayistas y Narradores” a los que se refiere la sigla original.”
Seguir leyendo en: Ucrania: la letra en guerra
Novelista y documentalista de crímenes de guerra Victoria Amelina (1986-2023), alcanzada por un misil en Kramatorsk