Reseñas publicadas
"Dos peligros acechaban el proyecto de María Rosa Lojo: el acartonamiento académico, la excesiva y filial sumisión al modelo canónico, o, inversamente, su ruptura abrupta. De uno y otro la autora sale indemne. La novela está escrita con excelente buen humor, rezumando la alegría enérgica que es el tono propio de Mansilla, con la dosis exacta de pastiche que la salva de caer en la caricatura pero con la desenvoltura e irreverencia que el mismo modelo proponía (...) La pasión de los nómades es de ese tipo de libros que debería alcanzar a un cuerpo amplio de lectores. Sin intelectualismos, opera una reflexión inteligente sobre el pasado cultural, reelabora con oficio e instinto ficcional un material documental y bibliográfico bien digerido y, hablando de un pasado literario e histórico que parece remoto, mira con perspicacia nuestra época." (...) "María Rosa Lojo trabaja con buen humor, mordiente ironía y vuelo imaginativo." (Alvaro Abós, Revista Humor, Buenos Aires, enero 1995)
" Qué puede resultar de todo esto? Un disparate, sin duda, pero un disparate no sólo divertidísimo sino también crítico de los tiempos que vivimos. Al compararlos con los de antaño...Mansilla saca a relucir su propia historia y la del país, jugando con humorísticos anacronismos y haciendo gala (el arte de Lojo mediante) de su elegancia de dandy pero también de sus condiciones de militar y de escritor" (...) Los otros personajes de la historia real adquieren aquí, en la ficción, nuevas dimensiones que los hacen creíbles, paradójicamente por la inagotable y por momentos delirante fantasía de la autora, que ha logrado la hazaña de unir la novela histórica al cuento de hadas con gran fluidez." (...) "Lojo no sólo ha dado rienda suelta a su imaginación, también se ha documentado con admirable seriedad." (Eduardo Gudiño Kieffer, La Nación, Buenos Aires, 8/I/95)
"La autora ha sabido valerse de lo maravilloso (hadas, sombras) para recrear un momento de nuestra historia reflejado en un libro señero. La naturalidad con que maneja tales elementos hace verosímil lo imposible. Pero más allá de la complicidad que exige al lector, se percibe una sólida tarea de investigación en las fuentes históricas y geográficas." (Federico Peltzer, La Prensa, Buenos Aires, 15/I/95)
"Excursión esta novela que se desdobla en incursión mental del acontecer novelístico y en "nueva" adaptación de Lucio a la vida terrena del siglo XX, en la que no se escatiman reflexiones ni espacios de humor, dosificado humor entre la ironía y el filo de la historia, la actualidad de hoy y la perspectiva misma de esa actualidad hacia el pasado." (...) "...subyace -tras la envoltura poético-mágica- el metatexto crítico, esparcido con una gracia de lenguaje que atrapa al lector..." "Novela que tiene el apuntalamiento ensayístico, pero cuidado con decir "novela-ensayo" o "ensayo con carácter de novela": nada de eso. Un inteligente trabajo de montaje hay entre el nuevo viaje, la inserción epistolar y la dinámica dialogal (Merlín-Rosaura-Mansilla) para definir a La pasión de los nómades como novela, excelente novela en donde la imaginación y la poesía congenian con el toque mágico de la autora. (...) Novela que confirma un firme avance de María Rosa Lojo en la nueva narrativa argentina." (Sebastián Antonio Jorgi, La Capital, Mar del Plata, 26 de febrero de 1995).
"Es tal vez Mansilla el más moderno de los hombres de su generación (...) viajero infatigable, lector impenitente, es el personaje que extrae de la aventura de vivir María Rosa Lojo para crear una trama que anuda lo verdadero con lo imaginario de una manera tan sutil, tan subyugante, con tal sentido del divertimento, que aunque se pueda diferenciar una fase de la otra, el lector no hace distingos y se interna en los caldeñares, salpicando con "cardos rusos" el arabesco narrarivo de una obra donde la imaginación se asocia con el recurso literario para llevar entre sonrisas (...) por senderos que, por nuestra heredad pampeana (...) nos son tan ciertos como Rosaura dos Carballos y su incansable búsqueda del ombligo del mundo." "Un libro para gozar, para divertirse y también para la meditación profunda sobre aspectos históricos y no tanto pero que son leyenda, que es casi como decir que son historia..." (Abel Osvaldo Lema, El Litoral, Santa Fe, 4 de marzo de 1995).
"Esta, La pasión de los nómades, la segunda novela de María Rosa Lojo, nos permite acceder a una gran madurez en el plano de la inventiva y en el del lenguaje "in crescendo". Confluyen en ella personajes feéricos tradicionales, históricos, literarios, y personajes contemporáneos a nosotros, para recomenzar -a modo de viaje iniciático- una nueva "excursión a los indios ranqueles". El doble punto de vista narrativo -el del manuscrito de Rosaura y las segundas cartas de Mansilla a su amigo Santiago Arcos-, enriquece la materia épica donde diversidad de temas se gestan y complementan: el amor, la creación literaria y poética, la defensa de la mujer escritora, el amor al terruño, la inmigración, el enfrentamiento entre el presente y el pasado, la vuelta al origen, la amistad, la nostalgia por el paraíso perdido, la soledad...Además, la "transhistoricidad" - "fantasmagórica" -primero- y "corporizada" -después- de Lucio Mansilla, es el instrumento por medio del cual abordamos la crítica aguda y mordaz llevada a cabo a la sociedad postmoderna (...) "Rescatamos, asimismo, el estilo frecuentemente poético -que como un canto gozoso- nos remite a vivencias profundamente singulares." (Patricia Vaianella, Revista Letras de Buenos Aires, marzo de 1995).
“En esta segunda novela de María Rosa Lojo hay un despliegue de imaginación y de originalidad al punto que lo imposible se vuelve posible y lo disparatado es tan creíble como el día y la noche (…) La pasión de los nómades, novela difícil de clasificar en un estilo (ya que no se trata de realismo mágico ni de relato maravilloso, sino de algo nuevo) es una de las mejores novelas que apareció en los últimos tiempos, donde se nota un trabajo a conciencia desde lo histórico a través de una muy buena documentación, y esto se combina con fantasía sin límites y una prosa que desborda los límites del tiempo.” (Enrique Solinas, Criterio, año LXIX, nº 2173, Buenos Aires, 25/10/96)
“Una vez más es la novela, en virtud del arte narrativo de María Rosa Lojo, feliz encuentro entre la historia y la fantasía. (…) Particular combinación de melancolía y humor caracteriza el relato de María Rosa Lojo, que tiene tanto el tono de la elegía histórica como el regocijo de la parodia. Nada de admiración poco lúcida u hostil a la verdad, nada de voluntad denigrativa inpsirada en resentimientos; ella ha asumido, en cambio, un profundo afán de alcanzar comprensivamente las capas más íntimas de seres humanos del pasado (…) Uno de los nómades es, por cierto, el propio Mansilla, que lo fue en vida y aun después de muerto emprende su segunda excursión; pero también Merlín, el mago de las leyendas medievales, lo es, y su sobrina, ambos no menos apasionados que aquel. Poco a poco el nomadismo se confunde con la existencia fantasmal. Y, paradójicamente, abre la puerta para la comprensión de los seres arraigados en la tierra.
M.R. Lojo despliega su rico lenguaje narrativo en lo que Kundera ha llamado ‘el terreno del juego y de las hipótesis’; responde así a uno de los requisitos de esta forma contemporánea y logra una coherente y profunda ‘meditación sobre la existencia’ (otro concepto del autor checo que se puede aplicar a este valioso aporte novelesco de la escritora argentina.” (Oscar Caeiro, La Gaceta, San Miguel de Tucumán, 22/10/1995)
“en la encantadora novela de María Rosa Lojo las imágenes que se destacan son las del aire. Eso se debe al lenguaje poético y a la condición de los seres que transitan por el libro. (…) El autor de Una excursión a los indios ranqueles, cuyo tránsito entre vivos y muertos le depara sorpresas gratas y de las otras, se topa con compañeros de ruta de dudosa carnalidad. Ellos, como él, han experimentado que el tiempo --así sean siglos—es un abrir y cerrar de ojos. Pero, paradójicamente, una vez en ámbito terrenal, se mueven como si no hubiera tiempo que perder. Gracias a esa agilidad y a la de Lojo, que combina con inteligencia la picaresca, la literatura feérica y la historia, el lector va en distintas direcciones sin necesitar de brújula ni bastón. (…) Otros andariegos –entre los que se encuentra el rey de Araucania y Patagonia: Oréllie Antoine de Tounens—hacen nacer la sonrisa incluso con lo trágico, ya que el humor y la ironía vuelan sin fatiga sobre las anécdotas.” (Silvia Plager. El Cronista Comercial, Buenos Aires, 24 de marzo de 1995).
“no cabe duda de que María Rosa Lojo se preparó y documentó para escribir la novela, pero sin abusar de los datos históricos y sin ridiculizarlos como se suele hacer con demasiada frecuencia. Los utilizó como simple esqueleto para sostener una obra de ficción. De allí también el auténtico humor catártico y nada gratuito de una verdadera escritora y creadora. Y quizás lo más importante, Lojo escribe con una intención bien clara: una hermosa metáfora de una nostalgia, de un pasado glorificado y lleno de esperanzas, dolorosamente desaparecido y metamorfoseado. Sin tratar de explicitarlo, lo esencial está detrás o entre líneas; su novela es una sutil crítica a la nostalgia y, simultáneamente, el rescate de la misma. Es como si dijera: no debemos recordar, pero recordemos con conciencia.” (Pablo Urbanyi. Hispamérica, USA, XXIV, nº 70, 1995, p. 116)
“Esta novela resulta un original análisis de una figura del siglo XIX en la Argentina. Nos referimos a Lucio Victorio Mansilla, quien aparece en esta década actual gracias al conjuro mágico de Lojo. Me refiero al conjuro mágico literario en cierta forma desusual, aunque evidentemente no lo es para Lojo. (…) La narradora no deja de ser poeta, lo que se percibe en la lectura de estas páginas que reflejan el trabajo de una escritora de valor literario irrefutable. Sin duda un libro que profesores y alumnos de la lengua española han de encontrar interesante y original, además de toda persona de habla hispana que desee solazarse con la buena lectura de una novela sumamente ingeniosa.” (Eliana Cazaubon Hermann, Hispanic Journal, 2, 1995, pp. 439-441)
“María Rosa Lojo une a los dones de una minuciosa investigadora de formación scholar, los de la imaginación de un poeta. (…) Con sutil artificio M.R.L. ha tejido la trama de esta interesantísima novela, para lo cual debió (…) recorrer los mismos caminos que Lucio Victorio Mansilla transitó en su famoso libro. (…) En suma, una novela de singular atracción, sólidamente implantada en el concienzudo conocimiento de la vida y las andanzas --particularmente en la zona de los ranqueles—de uno de los hombres más singulares de la generación del 80”. (León Benarós, Revista Proa. Julio/Agosto 1995, 87-88)
“La narración fluida y poética, exuberante de fantasía, se enriquece con situaciones sorprendentes y humorísticas, leves toques de ironía y una infinita ternura por sus personajes, aparentemente tan superiores a los simples mortales, si bien en el fondo, incapaces como los niños. La ocurrencia inicial del libro, su germen, ha sido, como una chispa genial, increíblemente sencilla: hacer que un conocido personaje retorne a los mismos lugares 120 años después de su primera visita. (…) La pasión de los nómades es una novela que, con la excusa de recorrer los derroteros de un famoso libro, obliga, en primer lugar a los argentinos, pero un poco a todos los latinoamericanos a un examen de conciencia. ¿Fue la ‘barbarie’ realmente tan salvaje? ¿Es sostenible la idea de que en aras de la ‘civilización’ no había más remedio que poblar la Argentina (y buena parte del continente) con inmigrantes europeos en vez de integrar al indio (y dicho sea de paso, al gaucho) a la cultua nacional?” (Tomás Stefanovics, Iberoamericana 20, Jahrgang (1996) nº 1 (61), pp. 103-104)
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